12 de octubre de 2011

Muñeca de la Suerte


Retazos de tela volaban blancos con el viento, los miraba en el fondo del cielo. Ellos paseando se impregnaban de colores. Se llevaban los pétalos que se colgaban en sus esquinas cuadradas. Una mujer, que pinchaba globos, los recogió con sus dedos de aguja. Cada cuadrado capturado tenía el recuerdo de un pedazo de paisaje. Ella mientras andaba los iba uniendo con sus hilos. No como se forma un rompecabezas, sino que al azar y sin la cabeza. Su tela era como una fanesca de granos, solo que de pedazos. Conectados formaban  una gran tela de un mundo inventado.

La tenía colgando. Mis ojos al verla se trasladaron a todos sus paisajes lejanos. Ese mundo de retazos cayó en mis manos. El propósito escondido de darle el vestido a un cuerpo de lana, fue la razón de nuestro encuentro. Su cuerpo ahora lleva puesto un mundo inventado.

Esta obra fue sembrada el 4 de junio en el jardín de la hacienda la Estancia en Puembo. Sus tréboles crecieron paulatinamente. El 4 de septiembre germinó la primera flor blanca en el pie derecho de la muñeca. Todavía está acostada en el jardín y sus flores continúan pintando su cuerpo de flores blancas. La tela ya ha desaparecido. Continúa impregnándose en el fondo de la tierra. La mujer de dedos de aguja encuentra siempre el trébol de 4 hojas.

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