21 de diciembre de 2010

Ser de Tierra-Germinando


El ritmo acelerado de la ciudad es como un virus de tiempo urbano que se inyecta en el compás sanguinario de sus residentes. Por lo que yo misma me obligo a encontrar, en los sembríos de Valencia, la paciencia diluida de un tiempo regido por las estaciones cíclicas de la naturaleza. Este ritmo tiene en mí el efecto de una vitamina energética. Percibo esta diferencia cada vez que salgo de la ciudad para recorrer los sembríos de Valencia. Son terrenos regidos por los cambios cíclicos de la naturaleza que me invitan a explorarlos. Aquí descubrí un pequeño retazo de tierra rodeado de arados, este espacio me sugirió la cama perfecta para el desarrollo de un experimento similar al de Frankenstein. No obstante, mi propósito en este lugar sería diferente: quería convertir a un ser flácido en un jardín verde con vida. Es un intento de arraigarlo a su propia tierra donde crecerían sus raíces, por lo que adentro le sembré semillas. El paisaje rural de esta zona me recuerda a la pintura La Masía de Joan Miró, donde se refleja la relación mítica del artista con la tierra. Dice Miró: “Raíces en su propio suelo. Raíces en la tierra. Y por tierra yo no me refiero al propio país, en sentido nacionalista. Estoy hablando de la tierra donde árboles, flores y vegetales crecen, estas raíces, sí, deben hacerse, cada día, más profundas.” De la misma manera que mi muñeco se conecta directamente con la tierra echando raíces, perteneciendo al lugar donde se encuentra. Mi intención es regar con agua sus plantas, hasta convertir el territorio de un desierto en un nuevo paraíso de plantas vivas.


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